Yo era el principe de todos los fuegos
quemando cosas por el barrio
nadie era mas diestro
para como un movimiento
Generar una aurora gigante
siempre una aorura
luminosa encandila
al volver de mis giras
siempre alumbro la noche
cuando ya termina
autor yo mismo
de ese fuego que adorna soberbio
el paisaje de la calle saavedra
Quemar cosas por el barrio, volviendo giroso de deja vu y esos antros,
No era un hecho menor, era un rito, casi sagrado
Quemando colchones, neumaticos,
Bajando faroles, desde sus bajos peldaños
Destrozar, es tambien , en este mundo impuro, algo sano
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