jueves, 25 de diciembre de 2014
Sabemos y de modo asegurado, Los muchachos de los diferentes conurbanos, desde el parisino al neoyorkino, Y como no puede ser menos, El Bonaerense, Que los barrios repletos de fabricas, Por las noches, En los dias de semana, En las semanas del verano, En los años impares, Y los silencios que lo envuelven, Se presentan de modo elegantemente oscuro y refrescante, La ausencia de comercio nocturno, y la cantidad de respetos y faltas de ellos, y la calidad de esos respetos, Puestos en circunstancias tales, Han de provocar el hecho estetico Que ha de rodear al poeta, Y el poeta ha de contar, Entre sordos con un vaso de tintos brebajes en sus Melladas manos
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario